Vasija de la cueva de Chaves

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La cueva de Chaves constituye, sin lugar a dudas, el yacimiento neolítico más importante de Aragón y uno de los más relevantes de la Península Ibérica. Su enorme boca –de 60 m. de anchura- y su vasto vestíbulo –de 110 m. de longitud- dieron cobijo a un asentamiento poblacional que ocupó la cavidad durante casi 900 años a lo largo del V milenio anterior a nuestra Era. Sus habitantes, con toda probabilidad llegados de otros territorios, llevaban consigo todo el bagaje cultural de una nueva época: entre sus enseres se encontraban ya los primeros cacharros de cerámica y los primeros utensilios de piedra pulimentada, poseían una tradición artística que los llevaba a pintar sobre guijarros y sobre las paredes de las covachas un amplio repertorio de signos esquemáticos, pero, sobre todo, como rasgo distintivo principal del nuevo periodo, su conducta económica se basaba primordialmente en la práctica de la agricultura y de la ganadería.

Cueva de Chaves. Museo de Huesca

Es por ello que el Neolítico representa un momento crucial en el avance histórico de la Humanidad, ya que fue en el transcurso del mismo cuando los grupos cazadores de animales salvajes y recolectores de vegetales silvestres pasaron a convertirse en comunidades campesinas, dedicadas especialmente al cultivo de los cereales y al pastoreo de las primitivas especies domésticas. El ser humano dejó de lado su condición de depredador de los recursos naturales para llegar a ser productor de sus propios bienes de sustento.

A buen seguro que los pobladores de Chaves tuvieron mucho que ver con la introducción en el Alto Aragón de estas directrices –materiales, sociales, artísticas, económicas, etc.- absolutamente novedosas.

La vasija nos ofrece una forma ovalada y presenta casi toda su superficie exenta de ornamentación, frecuente, en cambio, en otros ejemplares cerámicos del mismo lugar, en los que se aplicaron hermosos diseños geométricos conseguidos mediante impresiones o incisiones.

Vasija. Cerámica. Neolítico. 4000 a.E. Cueva de Chaves (Bastarás, Huesca). Museo de Huesca, NIG 09000. ©Foto Fernando Alvira

La decoración que nos ocupa se reduce a la parte superior de la pieza y es de índole plástica: un cordón digitado que corre cerca del borde, al que rodea a guisa de collarete. Entre éste y el labio se hallan dos pequeñas asas anulares verticales, las cuales, por sus reducidas dimensiones, debieron servir para suspender el recipiente desde lo alto. Ambas asas están diametralmente opuestas y son equidistantes de otras dos asas –bastante más grandes y situadas por debajo del cordón ornamental-, que también se oponen simétricamente y cuyo mayor tamaño indica que fueron utilizadas para ser asidas con los dedos.

Vasija. Cerámica. Neolítico. 4.000 a.E. Cueva de Chaves (Bastarás, Huesca). NIG. 09000. © Foto Fernando Alvira. Museo de Huesca (detalle).
Vasija. Cerámica. Neolítico. 4.000 a.E. Cueva de Chaves (Bastarás, Huesca). NIG. 09000. © Foto Fernando Alvira. Museo de Huesca (detalle).

La superficie está bien trabajada a base de un espatulado que la aplana y de un bruñido que le confiere un aspecto brillante. No obstante, a pesar de sus evidentes cualidades técnicas, está hecha a mano y es el testimonio de las primeras producciones alfareras en Aragón y en todo el Mediterráneo occidental.

Museo de Huesca

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