El siglo XVIII supuso la superación de la crisis económica que había caracterizado a Europa en el siglo XVII. Se trata de un momento caracterizado por el pensamiento de la Ilustración, por la reafirmación del poder de la razón frente a la fe y la superstición que lleva consigo un notable desarrollo de las artes y las ciencias.
En Aragón, la segunda mitad del siglo XVIII estará dominada por importantes nombres que en su mayoría acabarán trabajando en la corte madrileña: José Luzán, maestro de Goya y profesor de la Academia de Dibujo de Zaragoza; así como los hermanos Bayeu, íntimamente relacionados con Goya por el matrimonio de este con Josefa Bayeu.
Destaca en el museo el predominio del retrato, género pictórico que alcanzó gran importancia en esta época. Se conservan obras de los Bayeu, como el Retrato de Paula Melzi de Eril y el de Pedro Pablo Abarca de Bolea o el Retrato de Antonio Veián y Monteagudo firmado por Goya.
Destacables son las cuatro litografías de Francisco de Goya de la serie de Los Toros de Burdeos (1ª edición).