Como bien sabéis en estos días nuestras puertas permanecen cerradas al público sin embargo nuestra actividad no decae, y como consecuencia de esta situación tan extraordinaria que nos afecta a todos, desde el museo queremos incrementar nuestras entradas en la web con la finalidad de manteneros informados de las novedades y los proyectos que tenemos entre manos. Es por ello nuestro deseo mantener la misión y funciones del museo siendo una de las principales la investigación de nuestras colecciones.
En esta entrada os presentamos una de las pesquisas en las que nos encontramos inmersos desde hace unos meses. Se trata de un retrato que actualmente se encuentra en nuestras áreas de reserva y que lleva arrastrando un error de identificación desde 1918, un error que no se debe a la impericia o descuido de los profesionales que han precedido a los actuales, de hecho, gracias a los testimonios documentales y fotográficos de quienes han desarrollado su labor en el museo, así como al apoyo de compañeros de profesión, se ha podido despejar la incógnita sobre una sospecha que ya tiene su origen desde hace algunos años acerca del que hoy podemos confirmar como el retrato de José Moñino y Redondo, Conde de Floridablanca.
Esta obra con número de inventario 00053 procede de la colección de Valentín Carderera. Tal como figura en el primer catálogo del museo fechado en 1882, la obra nº 53 es identificada como “Retrato de hombre en mangas de camisa” realizado por V.C. en Roma. Sin embargo años después en el acta de entrega del museo al Cuerpo de bibliotecarios, archiveros y arqueólogos realizado en 1918 aparece dicha obra erróneamente identificada como Retrato del Marqués de la Ensenada y una escueta anotación realizada por Ricardo del Arco – quien asume en dicha acta la dirección del museo – alusiva a la ausencia de la obra nº 53.
Tras esta confusión en el registro procedimos a la consulta de los fondos documentales de la Comisión Provincial de Monumentos y nos encontramos con una carta manuscrita en 1888 por Gonzalo de Vilches y Llano, II Conde de Vilches en la que solicita a dicha Comisión la permuta del retrato de su padre por un retrato del Conde de Floridablanca alegando que dicho cuadro en posesión de Carderera se debía a un ofrecimiento para su reparación, no siendo esta obra perteneciente a la colección particular del pintor oscense. La Comisión accedió al acuerdo de permuta produciéndose a partir de este año aunque no se conserva registro documental del ejercicio de la misma. Gracias al archivo histórico del museo, encontramos una imagen de la anterior sede, el Colegio de Santiago, donde aparece el retrato de Floridablanca colgado de sus paredes.
Es a partir de estos datos que conocemos la identidad del misterioso Retrato de hombre en mangas de camisa que no sería otra que la del I Conde de Vilches, padre de Gonzalo de Vilches y esposo de Amalia de Llano y Dotres, destacada mujer de la época cuyo afamado retrato realizado por Federico de Madrazo se encuentra en el Museo del Prado. Es en esta institución donde se encuentran dos retratos del Conde: uno de ellos firmado por Valentín Carderera y otro ataviado con capa y retratado en mangas de camisa. Quizá uno de ellos formase parte de la colección de Valentín y, por un breve tiempo, de la colección del Museo de Huesca. ¡Incógnitas por resolver!.
Volviendo al retrato del Conde de Floridablanca del museo, se trata de un personaje clave de la historia de la Ilustración española. Natural de Murcia, fue un notable abogado, diplomático, Secretario de Estado desde 1777 y promotor de grandes proyectos durante los reinados de Carlos III y Carlos IV como el Banco de San Carlos, la Compañía de Filipinas o la creación del Canal Imperial de Aragón. Fue retratado en varias ocasiones por Francisco de Goya quien gracias a este contacto se introduce paulatinamente en el contexto ilustrado de la época.
En el caso de este lienzo, nos aportan interesante información sobre su edad las condecoraciones que porta: por un lado lleva la Banda y Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III y por otro lado, porta el Toisón de Oro que según las fuentes sabemos que le fue concedido en 1791 a la edad de 63 años. Es en esta época en la que se representa el gran auge y poder adquirido por el retratado y su caída, ya que un año después es apresado en su domicilio en Hellín bajo las órdenes del Conde de Aranda quien alega acusaciones de corrupción y abuso de la autoridad.
Dos condes que constituyen dos ejes fundamentales para comprender la Ilustración y el inicio de la historia contemporánea de España. Es nuestro deseo que estas dos obras se expongan muy pronto juntas y esperamos que, en el silencio y la oscuridad de estos días en las salas de exposiciones, arreglen sus desavenencias del pasado.