El bautismo de Cristo de Juan de Pareja

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El Museo Nacional del Prado y el Museo de Huesca mantienen constantes vínculos. Y es que, desde los comienzos de nuestra andadura en 1873, el Museo de Huesca ha albergado entre sus colecciones una serie de obras pertenecientes al Museo del Prado en concepto de depósito. 

Se trata de un conjunto de pinturas pertenecientes, en origen, al Museo de la Trinidad, que aglutinó las obras procedentes de los procesos desamortizadores del siglo XIX de instituciones religiosas de Madrid, Toledo, Segovia y Ávila en el convento madrileño de la Trinidad Calzada, de ahí su nombre. En 1872 se decidió que sus fondos se integrasen en el Museo del Prado. Es ahí, donde gracias a los buenos oficios del prócer y erudito oscense Valentín Carderera, se logra que un conjunto de 13 obras pasase a formar parte de las colecciones del entonces recién creado Museo de Huesca como depósitos. En la actualidad hay 12, tras el levantamiento de uno de ellos en 1986.

El bautismo de Jesús. Juan de Pareja. Óleo sobre lienzo. 1667. NIG.00080. © Foto Fernando Alvira. Museo de Huesca.
El bautismo de Cristo. Juan de Pareja. Óleo sobre lienzo. 1667. NIG 00080.
© Foto Fernando Alvira. Museo de Huesca.

Entre todas ellas vamos a destacar una, el Bautismo de Cristo de Juan de Pareja, al estar estrechamente ligada a Velázquez, uno de los artistas de referencia del Prado. Este autor es sobre todo conocido por ser quien aparece en el soberbio retrato de medio cuerpo que Velázquez realizó en su segundo viaje a Italia en 1650 y que causó gran admiración en su momento. Esta obra se encuentra en la actualidad en el Museo Metropolitano de Nueva York y es una de sus posesiones más preciadas entre sus colecciones de pintura europea.

Retrato de Juan de Pareja. Velázquez. MET Nueva York.

Juan de Pareja, era esclavo y se encontraba al servicio de Velázquez, algo nada infrecuente en la España del siglo XVII. “De generación mestiza y color extraño”, según la descripción del tratadista Palomino en su Parnaso Español Pintoresco Laureado, donde destacaba a las figuras más sobresalientes del panorama artístico del Siglo de Oro español.

Sus funciones al servicio de Velázquez se limitarían a diversas tareas manuales como ayudante de taller; preparación de lienzos, moler los pigmentos, etc…  Pero no cabe duda que unas aptitudes artísticas innatas en contacto con la obra del maestro y de las colecciones reales, afloraron a un gran pintor.Cuenta Palomino la anécdota de que fue el propio Felipe IV en una visita al taller de Velázquez, quien al admirar una obra de Pareja, requirió al maestro que le facilitase su carta de libertad, puesto “quien tiene esa habilidad no puede ser esclavo”. No obstante Pareja siguió vinculado a Velázquez toda su vida y, tras su fallecimiento, a su hija, casada con Juan Bautista del Mazo, autor de la soberbia Vista de Zaragoza del Prado.

Pareja, en el Bautismo de Cristo, obra de gran complejidad compositiva y riqueza cromática, se aleja del estilo de su maestro, para aunar un sinfín de influencias. Destacan aquellas recibidas por los autores del Barroco tardomadrileño de la segunda mitad del siglo XVII, de los que fue contemporáneo.

Sirva pues, esta obra emblemática del barroco español, presente en las colecciones del Museo de Huesca, para felicitar la celebración de los dos siglos de fecunda andadura del Museo Nacional del Prado y contribuir a difundir los permanentes vínculos entre estas dos instituciones.

Fernando Sarría Ramírez


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