El calendario cristiano celebra este domingo, 26 de julio, el día de San Joaquín y Santa Ana, padres la Virgen. Estos santos, a menudo desconocidos, han sido representados en nuestra historia del arte y el Museo de Huesca conserva dos obras que son testimonio de esta tradición.

La iconografía que identifica a los padres de la Virgen hace referencia a la leyenda de su inmaculada concepción. En primer lugar, cabe destacar que este dogma se refiere a la concepción de la Virgen sin pecado original, creencia que fue creciendo a finales de la Edad Media y se consagró con éxito, siglos después, en el Concilio de Trento. Esto explica la representación tan frecuente de la Inmaculada, por un lado, y de los padres de la Virgen por otro.

El Museo de Huesca conserva una tabla del Maestro de Sigena que refleja fielmente la iconografía asociada a San Joaquín y Santa Ana. Dicha representación bebe de la leyenda, según la cual el matrimonio sería estéril y habría recibido la visita del ángel anunciando el nacimiento de un hijo; después de dicha visión, los esposos se encontrarían en la puerta dorada de Jerusalén fundiéndose en el abrazo por el que se concebiría María.

Nuestra historia del arte se ha nutrido de la riqueza iconográfica asociada a la Virgen María, por ello son muy habituales los ciclos pictóricos con escenas de su vida y, en ocasiones, también de sus padres. Otro ejemplo sería la obra San Joaquín, Santa Ana y la Virgen de Francisco Camilo, también expuesta en este museo.

 

 

 

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