Vaso campaniforme de cuello cerrado con decoración compuesta por cuatro bandas de incisiones paralelas agrupadas en grupos de once (en las dos bandas superiores) y siete (en las dos inferiores). Estas bandas, se encuentran enmarcadas por trazos cortos verticales, compuestas por entramados rectos o transversales, separadas entre sí por estrechas fajas lisas. En la zona de mayor anchura del vaso, se dispone una franja de triángulos invertidos, rellenos de líneas incisas oblicuas. El resto del vaso es liso, con fondo plano sencillo.

Gran vaso campaniforme. Calcolítico (2200-1800[a.C.]). Cueva Drólica, Sarsa de Surta. NIG: 08826. © Foto Fernando Alvira. Museo de Huesca

La aparición de la cerámica es una de las innovaciones más destacadas del Neolítico, ya que permitía tanto el almacenamiento de víveres, como contar con recipientes aptos para la cocción de los alimentos.

El fenómeno de la cultura del vaso campaniforme es un estadio cultural que se extiende desde las etapas neolíticas, asociado al inicio de la metalurgia, hasta la Edad del Hierro.

Pese a su dispersión geográfica, su homogeneidad radica en la utilización de unas cerámicas con la forma de una campana invertida. Este gran vaso contenedor, de gran calidad en su ejecución y decoración, se ha considerado como recipiente destinado a contener líquidos, posiblemente cerveza, con un consumo que estaría ligado a ceremonias de carácter ritual y que muestra los intercambios culturales asociados al fenómeno campaniforme.

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