Los asiduos a los museos y salas de exposiciones hemos tenido ocasión de admirar en algún momento el poder enigmático que emana de las sibilas, esas profetisas misteriosas tantas veces representadas en nuestro arte.
En estas líneas vamos a intentar responder a las preguntas que nos formulamos con el simple hecho de nombrarlas: ¿Quiénes eran? ¿De dónde proceden? ¿Cuál es la justificación de su existencia? Vayamos al origen de estos seres tan especiales.
Las sibilas se mencionan desde la Antigüedad y, ya en ese momento, se designaba con este nombre a toda mujer con dones proféticos. Eran sacerdotisas vírgenes, con poderes sobrenaturales, que pertenecían al mundo pagano. La adopción e introducción de esta figura femenina en el cristianismo sigue generando dudas y se desconoce cuándo tuvo lugar y cómo se produjo. En la Edad Media, se relacionan con el mundo cristiano. Hasta el siglo XV, el arte solo conocía dos sibilas que se representan de forma aislada, pero al final de ese período se multiplicaron hasta las doce que han llegado a nuestros días. De este modo, coincidirían en número con los profetas de Israel, cumpliendo así con la ley de la simetría tan propia del mundo medieval.
Se habla de un total de doce sibilas:
- Sibila de Eritrea
- Sibila Tiburtina
- Sibila Agrippa
- Sibila Cimeria
- Sibila de Cumas
- Sibila Délfica
- Sibila Europea
- Sibila Helespóntica
- Sibila Líbica
- Sibila Pérsica
- Sibila Frigia
- Sibila de Samos
La historia de estos seres mezcla mitología y leyenda. En la Antigüedad predicen episodios como la Guerra de Troya y en el cristianismo auguran la llegada del Salvador. Las vemos retratadas en lienzos de artistas renacentistas como Domenichino, esculpidas en la Catedral de Burgos y en los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Existen numerosas pinturas y esculturas que las representan y, por supuesto, también el Museo de Huesca conserva y expone una sibila en sus salas.
Respecto a su iconografía, las sibilas son mujeres jóvenes y en ocasiones se representan con vestiduras orientales aludiendo a su procedencia. Pueden portar atributos que suelen estar relacionados con los acontecimientos a los que se refieren en sus profecías, aunque varían con facilidad.
La enigmática presencia de la sibila del Museo de Huesca es una representación femenina de medio cuerpo sobre fondo oscuro y neutro. Su indumentaria es rica, de tipo oriental y la mujer muestra un gesto reflexivo y de ensimismamiento. Se puede contemplar en la sala 6 del museo y completar la información con el itinerario de género que se realizó con motivo del Día Internacional de la Mujer -disponible en formato digital en esta página web o accesible en la exposición a través de un código QR-.
Aixa Álvarez Almazán