Si hace unos días os contábamos acerca de la gestión de la colección de arqueología, que esperamos os haya parecido interesante, hoy cambiamos de tercio y vamos a hablar de las áreas de reserva de Bellas Artes y de Arqueología, y de diferentes actividades especiales que allí llevamos a cabo.
El área de reserva se compone de diferentes sistemas de almacenamiento: planeros, compactos, armarios, de modo que podamos conservar en las mejores condiciones todo tipo de obra, sea pintura, dibujo, estampa, escultura, fotografía, entre otros. Debe ser un lugar climáticamente adecuado, sin luz natural para evitar daños en las obras y con un control restringido de acceso de personal.
Sin embargo, como divulgadores del patrimonio que somos, hacemos excepciones y de vez en cuando posibilitamos la visita a nuestras áreas de reserva. Puede ocurrir que una exposición temporal no permita ver ciertos fondos reseñables, como ha sucedido recientemente con la exposición de la sala 8, dedicada a Concha Monrás y Ramón Acín, lo que impedía ver la colección habitual del artista en las salas de exposición. Por ello, y previa solicitud, el colegio Pedro J. Rubio visitó los almacenes de Bellas Artes donde preparamos una selección de obra para que los grupos pudieran conocer de primera mano tanto la obra de Ramón Acín como el lugar donde guardamos nuestras obras.
En otras ocasiones, grupos de la Escuela de Restauración de Huesca nos han solicitado conocer los sistemas de almacenaje que utilizamos en los museos, embalajes y otros materiales que nos ayudan a la mejor conservación de los objetos.
También estudiantes de ESO del IES Ramón y Cajal visitaron los almacenes de arqueología recientemente, y conocieron de primera mano aquello que antes habían visto en las vitrinas del Museo; pero de otro modo, con su número de inventario, su almacenamiento en cajas, planeros o armarios, y les contamos la casuística de los diferentes tipos de materiales dentro de las colecciones del Museo.
Hace unos días, el Colegio Santa Ana de Huesca visitó el Museo y conoció tanto los fondos expuestos como los que no se ven, relacionados con la Heráldica y que se encuentran guardados en nuestros almacenes. Según nos explica Ana Belén Serrano, del Laboratorio del Arte de Huesca, los alumnos y alumnas quedaron encantados con nuestras joyas, ya que vieron dos estampas heráldicas guardadas en los planeros del Museo, además de escudos que no se encuentran habitualmente expuestos en las salas.
Nuestro deber como institución cultural es dar a conocer nuestros fondos. De todos es sabido que se encuentran disponibles para los investigadores, pero que centros educativos muestren interés por conocer cómo y de qué manera trabajamos dentro del Museo es fundamental para que se valore lo que aquí realizamos, y que los más jóvenes acrecienten su interés por la historia, por el arte y por el patrimonio.