Un año más queremos sumarnos desde el Museo de Huesca a esta iniciativa que se realiza en toda España para ayudar a visibilizar el trabajo de las científicas, a potenciar roles femeninos en los ámbitos de la ciencia y la tecnología y promover de este modo prácticas que favorezcan la igualdad de género en el ámbito científico-tecnológico.
Hace unos días, para incentivar el papel de la mujer en la ciencia, una persona miembro de nuestro equipo colaboró con un centro escolar explicando la importancia que la ciencia tiene en nuestro trabajo con el objetivo de conocer mejor nuestra historia y nuestro patrimonio.
Por ello, queremos rendir homenaje a todas nuestras colaboradoras porque gracias a ellas y a la aplicación que hacen de la ciencia y de la tecnología en nuestro trabajo podemos ahondar en el conocimiento de nuestras colecciones.
La química nos permite conocer la composición de los materiales de las vasijas que guardamos en nuestras vitrinas o almacenes, así como los restos de lo que contuvieron; esto nos permite conocer qué comían, qué bebían o qué tipo de rituales llevaban a cabo nuestros antepasados. Josefina Pérez Arantegui de la Universidad de Zaragoza realiza habitualmente estudios en esta línea.
Los rayos X nos ayudan a ver más allá, a encontrar la decoración de una placa de metal, o a vislumbrar si en una de las tablas medievales de nuestros fondos aparece un dibujo subyacente o diferentes tipos de tintas, lo que puede ayudarnos a conocer la procedencia de su autor. La profesora e investigadora en Historia del Arte, Carmen Morte, junto a otras investigadoras se encuentra en estos momentos trabajando sobre estos temas.
Otro ejemplo de esta colaboración con investigadoras se llevó a cabo con motivo de la exposición “Labitolosa. Una ciudad romana en el Pirineo oscense”. En esta ocasión, Carmen Guiral, investigadora experta en pintura mural romana, interpretó a través de los fragmentos conservados las decoraciones pictóricas que adornaban su curia y sus domus. La petróloga Pilar Lapuente y la experta en inscripciones Diana Gorostidi ahondaron en la naturaleza y contenido de las lápidas de Labitolosa. La lectura de las inscripciones nos aporta información sobre el contexto cultural y
la petrología sobre los lugares de los que provienen los materiales pétreos. Asimismo, gracias a esta ciencia conocemos la procedencia del material del capitel encontrado en la calles Peligros, Desengaño y Canellas de la ciudad de Huesca y que se halla expuesto en nuestro museo.
También la aplicación tecnológica a través de los escáneres o la fotogrametría nos han ayudado a exponer piezas que dadas sus características hubiera sido imposible llevar a cabo sin estos medios. Este ha sido el caso del trabajo de Irene Luzán y su equipo en el montaje de la exposición sobre la ciudad de Labitolosa o del ya mencionado capitel monumental de nuestra Sala 3.
La ciencia y las analíticas – cada vez más avanzadas y certeras – nos permiten saber de dónde proceden los restos arqueológicos humanos, como investiga Vanessa Villalba, bióloga de formación, de quien hemos hablado en varias ocasiones en esta página web explicando la naturaleza de sus diferentes investigaciones.
Esto es solo una pequeña selección, pues son muchas más las científicas e investigadoras que trabajan o han trabajado en colaboración con el Museo de Huesca, a todas ellas nuestro más profundo agradecimiento.
A través de estas líneas queremos mostrar que los avances científicos y tecnológicos pueden y deben aplicarse a nuestro mundo del patrimonio cultural, el arte y la historia, en sí mismas ciencias también. Necesitamos que se sepa, que se conozca y que las niñas de hoy en día puedan pensar que su futuro científico está también cerca de nosotras. Las estaremos esperando.
Información sobre esta iniciativa: https://11defebrero.org/11-de-febrero/